¡El Capítulo 4 de "El color de mis palabras" suena a merengue!
El capítulo cuatro de la
novela de Lynn Joseph es uno muy musical. Ana comienza el capítulo hablando sobre las tradiciones musicales de la República Dominicana. Allí siempre se está bailando bachata, merengue y salsa. El problema que se presenta es que Ana Rosa no sabe bailar y se siente distinta a los demás por eso. Cada vez que su hermano Guario cobraba el dinero de su empleo, que era dos veces al mes, la familia de Ana hacía una fiesta. A ella le encantaban esas fiestas como a su vez las detestaba ya que no sabía bailar. "Pero ella se sentaba debajo de las mesas a mirar el moviemiento de las piernas".
Una de esas noches de fiesta, Papi, el padre de Ana, del que teníamos una imagen un poco negativa, le ofreció la mano como un príncipe a Ana para sacarla a bailar. Ana Rosa le niega el baile y se sintió avengonzada porque nadie nunca le negaba el baile a Papi.
Al otro día, Ana llegó de la escuela y se encontró con Papi, quien no había tomado ni una gota de ron ese día. Le pidió que se cambiara de ropa y zapatos. La invitó a salir de la casa. Papi la llevó a la playa y cuando llegaron le pidió que cerrara los ojos, que escuchara la música del mar y así empezaron a bailar. ¡Papi estoy bailando!- empezó a gritar Ana llena de felicidad. Se quedaron juntos bailando hasta que se fue el Sol. Luego llegaron a la casa y siguieron bailando mientras Mami les seguía los pasos con la mirada. Ana Rosa estaba feliz ya que Papi era en ese momento, el padre que ella soñaba tener siempre.